Otra vez por los caminos tediosos. En la bicicleta, a unas dos horas hacia el sur, se encuentran los terrenos de la Condesa de Hainaut, Jacqueline, para los amigos.
Fue en tiempos de la Condesa, allá por el segundo cuarto del año 1400, cuando se bautizó como Keukenhof a este famoso jardín, que ostenta el honorable título de mayor jardín de flores del mundo.
El nombre traducido es algo así como Jardín de la Cocina. Al lado de los jardines se alza un castillo, bastante lujoso, que ha sido utilizado como residencia de retiro de acaudalados, muy acaudalados, personajes holandeses; en el actual emplazamiento del jardín de flores se ubicaba un huerto de hierbas para utilizar en la cocina como aderezo de ricos manjares.
En efecto, las aromáticas y olorosas hierbas de los jardines del castillo fueron sustituidas en el año 1830 por un jardín con más de 7 millones de flores. Basándose en jardines de estilo inglés, el paisajista del jardín interurbano más grande de Amsterdam (Vondelpark), el señor Zocher, diseñó este grande y colorido espacio, donde largas alfombras de flores se entrelazan con otras creando cortinas de colores para alegría de nuestra vista.
Lo cierto es que este jardín es famoso por la enorme cantidad de tulipanes, y aunque no escogimos el mejor día para visitarlo porque no todos estaban en flor, nos hicimos una ligera idea de la intención. Y es que parece ser que el parque se estableció para que productores y artesanos del tulipán pudieran exponer sus especies hibridadas.
Y para demostrar que Holanda es el mayor productor de tulipanes, os ofrezco varias fotos para que vosotros mismos lo corroboréis:
Tengo que confesar que en la vida había visto en un espacio tan pequeño aquella cantidad de turistas, de tulipanes también, pero creo que me sorprendió más la amplia geografía que abarca el fenómeno turista clásico. Entre los colores del jardín se daban cita la adolescente sensible que acerca la cámara a las flores para captar con total exactitud profundos sentimientos, el japonés lanza fotos a diestro y siniestro, la mujer cubierta con burka junto a su esposo, que creo que no tomaba fotos, y la parejita alegre que se hacía selfies con los cisnes y las alfombras de flores. Cabe destacar que además cada uno de ellos tenía un dispositivo diferente, desde el móvil o la réflex potente al totalmente incómodo i-pad.
Todas estas miles de variedades de tulipanes se encuentran en uno de los pabellones de Keukenhof. De los cuatro, es el más interesante; donde en pequeños parterres puedes contemplar las diferentes variedades de tulipán, aunque por lo que leí en otro de los pabellones, la hibridación del tulipán es casi un deporte nacional, así que cada año se producen varios diferentes.
El lado oscuro de la belleza
Como todos los lugares hermosos o las personas admirables, este jardín tiene su lado oscuro, muy oscuro. Un punto recreativo para niños donde tristemente, y en condiciones no muy salubres, guardan vacas, ovejas, cabras, patos, conejos, palomas, pavos y cerdos.
Una granja en un terreno más bien pequeño, donde cobijan a los animales hacinados en casetas ridículas para exponerlos durante el día a los millones de turistas que visitan el jardín.
Este post tan visual y poco informativo sólo puede acabar de una manera…
En efecto… con monos comerciando con tulipanes, algo así como un día en la Bolsa de Valores.
Me sorprende que aún te sorprenda ver muchos turistas.
es siempre una grata sorpresa ver turistas…