III. Historia de los Países Bajos y del Arte (1700-1850)

No podía creer que aquella sala hubiera pasado desapercibida durante todas mis visitas al Rijksmuseum. En un ala separada, sólo tiene acceso a través de una puerta cruzando la Ronda de Noche de Rembrandt, bajas unas escaleras, hasta llegar al descansillo donde en letras pegadas anuncia bilingüe: Rococó e Ilustración.

Es una sala cargada de rostros regordetes adornados con pelucas blancas de pelo rizado, sí, esos famosos aristócratas de pose ridícula que gobernaban con mano de hierro en sus respectivos países.

The Abduction of Europa Nikolaas Verkolje c. 1735-40

The Abduction of Europa
Nikolaas Verkolje
c. 1735-40

Este periodo de la historia es algo así como un banquero prejubilado con un sueldazo. Hemos hecho dinero, pues ahora a gastarlo.

El arte se refina hasta tal punto que en algunos casos se banaliza. Es un arte hedonista, cargado de detalle, de flores y alegría, de niños correteando juguetones. La pintura ya estaba en el podio de las artes tras una lucha de cientos de años, y los grandes pintores se mezclaban con lo más refinado y cool de la sociedad contemporánea. Ahora sólo quedaba sentarse y esperar, pintar lo mismo que unos años atrás, quizás recargarlo con algunas flores, un toro más realista y mujeres de piel más fina y con menos sobrepeso. El arte se ajusta al gusto y al motivo de los compradores. El cuadro prototípico de esta época es una señora columpiándose mientras un señor le mira las bragas, todo enmarcado en un bucólico ambiente campestre. Un arte de gusto aristocrático, banal, pintores de corte dedicados a representar las inquietudes y lo que acontecía de relevancia en las vidas de sus mecenas: nada.

A Nicolaas por ejemplo no le faltarían compradores, ansiosos por demostrar sus conocimientos y erudición. Ambos, pintor y mecenas, pretendían dar a conocer su profundo saber a través de pintura basada en relatos mitológicos y, en caso del artista, promocionar su elaborado virtuosismo, y es que fue uno de los pintores holandeses más solicitados en el siglo XVIII.

“El rapto de Europa” mostrado en un momento insignificante, cuando mientras Europa recogía flores, Zeus convertido en toro se acerca a recibir sus caricias, justo antes de subirla a su grupa para correr mar adentro hasta llegar a la isla de Creta, donde la convirtió en reina.

Cuando lo que más se lleva es gobernar de manera tiránica, en la República de las Provincias Unidas se quedaron sin rey. En realidad nunca había sido un monarca como tal el stadhouder, era más bien manager de provincias. La teoría decía que cada provincia tenía su stadhouder, pero en la práctica uno ocupaba el cargo en varias. Tras los años de guerra contra los invasores una familia ocupó especial relevancia en el cargo: la casa de los Orange-Nassau, la cual perdura hasta nuestros días (de ahí el color naranja de su selección, no son gente complicada los holandeses).

En el año 1702 muere Willem III, y en el momento en el que iban a nombrar stadhouder a su primo, los burgueses antiorangistas se niegan, dando paso a lo que se conoce como Tweede Stadhouderloze Tijdperk, que podría traducirse como segundo periodo sin stadhouder.

     Visto desde un punto de vista antimonárquico, los burgueses de la República podrían ser héroes que liberaron a su pueblo de la tiranía de los Orange en una hazaña poco común para la época. Lo cierto es que si en algo son buenos los holandeses poderosos es en su faceta hipócrita, muestran para su buen interés una cara amable cargada de promesas y buenas intenciones, pero la cosa no iba a variar demasiado entre la Casa de los Orange y ellos, ya que los regentes se intercambiaban entre sí tanto los trabajos relevantes y lucrativos como los puestos de poder, en un círculo cerrado de amistades y contactos. Esto se parece mucho a algo que yo se me…

Unos años antes de arrebatarle el poder a la Casa de los Orange, una guerra anglo holandesa ya había demostrado que las cosas no acababan de ir bien por la llanura del Norte. Inglaterra dio un golpe sobre la mesa para tranquilizar a los caballos desbocados, y durante el periodo de gobierno de los regentistas la República de las Provincias Unidas perderá su óptima posición en el gran mercado del mundo; digamos que no les iba mal, pero tampoco estaban creciendo a todo trapo como hacía unos años.

Curiosamente Amsterdam se convirtió en refugio de todo tipo de exiliados, tanto políticos como religiosos, así que el crisol de culturas debía ser tan magnífico como ahora. En ese tiempo, parece ser que en la Venecia del Norte podías encontrar trabajo fácilmente, a pesar de haber perdido su hegemonía frente a Londres. Dos ciudades en la actualidad hiper pobladas de camareros con máster (ya, no es mi caso, yo no tengo máster).

Portrait of Marie Fargues Jean-Etienne Liotard c. 1756-58

Portrait of Marie Fargues
Jean-Etienne Liotard
c. 1756-58

Marie cierra el libro, suspira y en ese momento su marido quiere pintarla, arde en deseos. Podría ser, pero esa característica del instinto arrebatador del Arte, que emerge de lo más profundo del alma del artista, el cual se eleva a la enésima potencia, es más común unos años más tarde como veremos. Por el momento, felicitar la calidad del pintor, alegrarnos del ya pasado oscuro barroco para constatar ahora una luminosidad que permite adentrarnos en matices cromáticos y otras tonalidades de la pintura.

Poco a poco, debido a un intenso comercio con prácticamente todas las regiones del mundo, Europa se llenará de exóticos objetos y productos, además permitirá la “simple” movilidad de sus ciudadanos. Personas como Liotard viajarán a lugares desconocidos reportando historias, modas y costumbres que se instalarán con creciente interés en la sociedad de la época. Lo exótico atrae, así que el pintor utilizará a su mujer como modelo para rodearla de todo tipo de objetos de origen turco, tanto el vestido como la alfombra y el jarroncito pequeño.

A mediados de siglo los Países Bajos, con los burgueses antiorange a la cabeza, se vieron implicados casi de forma involuntaria en la Guerra de Sucesión Austríaca. Este hecho, unido a la débil situación económica de las Provincias Unidas supuso el retorno de la familia Orange bajo el reinado de Willem IV, nombrado prácticamente dictador, y aunque su gobierno duró apenas cuatro años, legó su poder a su hijo Willem V, en un acto que, pese a no ser reconocido como monarca, la sucesión del trono de manera hereditaria no lo disimulaba muy bien. Tampoco quedaba muy republicano ceder el poder a un niño de tres años… que era la edad del futuro Willem V, y por tanto, hasta que no llegó a ser un adolescente repelente, el poder quedó bajo un regente, dando inicio a un periodo de predecible corrupción y mal gobierno.

No era extraño para la época todo este baile bélico de emperadores defenestrados, reyezuelos de segunda, familias en constante lucha, regentes ambiciosos, burgueses exigiendo poder… parece que Europa, reinando allá en la isla de Creta, estaba más a gusto que en su propio continente, donde no tenía bien definida su identidad y la buscaba a golpe de sangre y fuego.

Una guerra en un país lejano podía enfrentar a dos vecinos, el mundo se había ampliado, los países no eran un territorio cercado por fronteras, eran entidades con intereses comerciales en todo el mundo conocido, si es que quedaba parte sin conocer. Así que cualquier menudencia en cuestión de poder en un país implicaba ver tambalear los intereses y la situación económica de todos los demás. Y si uno se metía, por qué no el otro también… quién sabe qué beneficio podría sacar, así que se arriesgaban moviendo sus tropas como piezas de ajedrez en un mapa corrompido por constantes guerras donde la muerte de un soldado anónimo era algo insignificante comparado con los beneficios que se podían obtener de la masacre.

En Francia, una corriente de pensamiento se estaba extendiendo a mediados del siglo XVIII. Un grupo de intelectuales aristócratas rechazaron el comportamiento despótico de las monarquías europeas, el imperio obstinado de la religión por controlar la vida privada de las personas y el papel secundario y semiobsoleto de la ciencia y la cultura, relegadas a un segundo plano por la mística y el oscurantismo. Tres características que compartían con el gobierno español: ¡del siglo XXI!

La cuestión es que las ideas revolucionarias de la Ilustración se expandieron hacia otros países, entre ellos nuestra pequeña Holanda, donde Willem V gobernaba con mano firme y decisiones estúpidas. A él hay que agradecerle el nacimiento de los patriotas, influenciados por la Revolución Americana, lucharon contra el abuso de poder y la corrupción enquistada en la sociedad neerlandesa de la época.

Poco a poco los Patriotas se fueron convirtiendo en un problema serio para Willem V, poniéndolo en jaque en el año 1785 mediante un contingente armado. Resulta muy curioso conocer cómo se enfrentó nuestro amado stadholder…

Era una mañana fría cuando Willem contó con el apoyo de los prusianos, por la influencia familiar de su mujer, y de sus archienemigos los ingleses. Cualquiera se preguntará cómo accedieron los ingleses a sofocar una rebelión contra quien hacía unos años estaban librando una guerra, pero la respuesta es sencilla: dinero. Los bancos holandeses seguían teniendo mucha pasta a plazo fijo, y entre esa pasta se encontraba el 40% de la deuda nacional de Gran Bretaña. El dinero al final aplasta todo espíritu de revolución; y así ocurrió, los Patriotas se exiliaron en Francia.

Del 1795 al 1813 la República de las Provincias Unidas pasó a llamarse: República de Batavia, Reino de Holanda y finalmente, Francia.

View of the Dam in Amsterdam Jan Ekels c. 1750-1781

View of the Dam in Amsterdam
Jan Ekels
c. 1750-1781

Las ideas de la Ilustración no sólo contribuyeron a generar rebeliones, también nos liberaron de los niños voladores, las mujeres desnudas y las flores por doquier. De ese pasteloso mundo de fantasía y erotismo el arte salta, bueno, no todo el arte ni todos los artistas, pero generalizando: la razón se impondrá como lo más moderno. El estudio exacerbado de la Antigüedad clásica a partir de una lectura basada en los principios de orden y razón, someterá al arte a unas reglas estrictas.

Las escenas basadas en relatos históricos sobre Roma serán la excusa perfecta para entretenerse pintando aún con vida las fascinantes ruinas, antes templos, palacios o termas, a las que ya se habían acostumbrado artistas y sabios por la popularidad del Grand Tour, algo así como la fiebre turística o la beca erasmus del momento pero más incómodo y caro.

He escogido este cuadro porque, aunque baile cronológicamente y quizás no coincida con el llamado “neoclasicismo”, daría que pensar el interés del autor por un edificio como el Palacio Real, construido basándose en modelos claramente griegos. Aunque en esta zona norteña de Europa, con la resaca de un siglo lúcido como el XVII, entre botellas vacías y con dolor de cabeza por el rotundo éxito, a mediados del siglo XVIII se publicaron numerosas biografías, tratados y libros sobre el Siglo de Oro, así que los pintores de la época recuperaron un poco el estilo y otro poco la temática. En el caso de Jan, basa su paisaje en un día cualquiera en la Plaza Dam.

Siempre es interesante un país cuando le cambian mucho el nombre, ese es el caso de los Países Bajos. Después de llamarse República de las Siete Provincias Unidas se convirtió en el 1795 en la República Bátava, siendo por aquel entonces un estado satélite de sus vecinos, es decir, territorio amigo dominado por Francia. Apunte para resaltar la influencia de la Historia de Roma: los bátavos fueron una tribu germánica localizada en la zona de los Países Bajos que se enfrentó al poder de Roma, de ellos recuperaron el nombre, que por supuesto quedaba muy revolucionario.

Pero Napoleón se cansó de revoluciones, mitos, historias y leyendas, e introdujo, igual que en España, a su hermano. En este caso Louis Bonaparte, y el país pasó a llamarse: Reino de Holanda, de ahí la confusión entre Holanda país, Holanda provincia, Países Bajos… Todos podemos suponer que Louis estaba a las ordenes de su iracundo hermano, cumpliendo a rajatabla todo lo que mandaba y situando su autoridad e intereses por encima de todo; la cuestión es que el Rey Conejo, conocido así porque al asomarse por primera vez al balcón para dirigirse a sus desconfiados súbditos utilizó la sencilla lengua de los mismos, confundiendo la palaba rey Koning con conejo Konijn, en lugar de Rey de Holanda se proclamó Conejo de Ollanda. Como bien sabemos, si hay algo mejor que tener un gobernante serio y eficaz, es tener uno simpático y campechano.

Como decía, Louis no era parecido a los monarcas y gobernantes españoles, tenía un interés real por cuidar de sus ciudadanos, lo cual fue visto con malos ojos por su hermano Napoleón, que al sentir que su hermano anteponía los intereses de los holandeses a los franceses le obligó a abdicar en el año 1810, tan sólo cuatro años después de su proclamación como Conejo de Holanda.

Desde el 1810 hasta el 1813, el Reino de Holanda quedó anexionado a Francia, bajo el mando directo de Napoleón.

Shipwreck off a Rocky Coast Wijnand Nuijen c. 1837

Shipwreck off a Rocky Coast
Wijnand Nuijen
c. 1837

Toda la razón y el orden emanados de la Ilustración reventaron a principios del siglo XIX, buscando respuestas en el interior del alma. Se rompen las estrictas reglas neoclásicas de años anteriores para dar paso a la libertad de creación. Nace en esta época el genio creador, el artista embriagado por un halo misterioso que brota de lo más profundo de la Naturaleza para inducirle a pintar, escribir, componer…

La fuerza, la magnitud y la desmesura de la Naturaleza serán en esta época la fuente de inspiración para muchos artistas, como es el caso de Wijnand.

La Ilustración enfatizaba la figura del ser humano como principio, la filosofía romántica lo relegó a un papel secundario, a una insignificancia y una deriva propia de un naufragio, momento en el que salía a la luz la máxima expresión de potencia arrebatadora de la Naturaleza. En esa potencia, en esas sensaciones, creía leerse el artista durante su proceso creador.

Esta pintura representa a la perfección el espíritu de la época, de hecho está considerada como una de las mejores obras del romanticismo holandés.

Un gran admirador de Wijnand fue el rey Willem II, que reinó en los Países Bajos, aunque antes lo haría su padre: Willem I.

Willem I unificó todas las provincias en el Reino Unido de los Países Bajos, centralizando al máximo el poder, impuso el holandés como lengua oficial y obligatoria y recuperó el papel principal de la religión en la vida pública con la Iglesia Reformada Holandesa, de carácter protestante. Este cambio no gustó demasiado a los amigos del sur, así nació el ímpetu independentista de los belgas.

Bélgica se había anexionado como si nada a ese Reino Unido de los Países Bajos sin tener en cuenta que hablaban otro idioma y tenían además otra religión. El reinado de Willem I, que duró de 1815 a 1840 estuvo marcado por la recuperación económica y la declaración de independencia de Bélgica en el 1830, nueve años de guerra fueron suficientes para que Willem I se hartara. El cabezón no quería aceptar la independencia de Bélgica así que se marchó a llorar a Berlín y dejó gobernar a su hijito mayor: Willem II (¿original verdad?).

Hay que aclarar que los Willem de los años anteriores son diferentes a estos, de lo contrario sería toda una hazaña a estudiar en materia de supervivencia. Pero los holandeses son así, prácticos. La última reina se llamaba Wilhelmina… qué más se puede decir… prácticos y metódicos. Algún día tendré que centrar un post sobre por qué todos los monarcas se llaman Willem.

El gobierno de Willem II fue más tranquilo que el de su padre. Cambiaron el nombre al país por el de Reino de los Países Bajos, aceptando la independencia de Bélgica, y asustado por la posibilidad de rebeliones tomó medidas políticas y electorales exigidas por el pueblo, de corte liberal. Se consideraba a sí mismo como conservador, pero creo que más bien se adaptaba a las circunstancias, sin intentar luchar contra la evidencia ni imponiendo su criterio, que como buen monarca, sería absurdo la mayor parte de las veces (otra lección importante para la Historia). Su reino duró hasta su muerte, en el año 1849.

The Curfew John Varley 1820

The Curfew
John Varley
1820